24/10/2019|
Llegan las altas temperaturas y es todo un desafío mantener los productos alimenticios dentro del rango adecuado de refrigeración (cadena de frío) tanto en la distribución, en el comercio, como en su traslado al hogar y en el hogar mismo, teniendo en cuenta además los cortes programados de energía que afectan tanto a comercios como a viviendas particulares.
Al respecto, el Dpto de Bromatología de tu Municipalidad, brinda algunos consejos que pueden ayudar a efectuar una compra más segura:
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Hay que adquirir en primer lugar los alimentos que no necesiten frío y que puedan mantenerse a temperatura ambiente. Entre ellos, los alimentos líquidos esterilizados que se almacenan en cajas (leche o zumos UHT), las latas o botellas de bebidas varias, conservas, etc.
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A continuación, se compran los alimentos refrigerados (4 a 7ºC); es decir, los que necesitan frío (lácteos, pescado, carne), estos deben estar fríos al tacto y los incorporaremos al carro junto: al hallarse todos en el mismo espacio, el contacto con el aire caliente es menor y mantienen el frío durante más tiempo.
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En el caso del pollo “fresco” leer bien el rotulo, ya que muchas veces hay “ofertas” donde se trata de pollo congelado que ha sido descongelado y no se declara al consumidor.
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Por último, se adquieren los congelados (-18ºC), que deben encontrarse completamente duros al tacto. Deben ponerse en la misma zona donde se colocan los alimentos refrigerados, ya que así el frío se conserva más tiempo y se mantienen las condiciones de refrigeración.