"Con paciencia, pasión, técnica y amor se transmite el violín"



09/04/2018| 

Palabras de corazón de Lautaro Bencharski, profesor de violín en los talleres de la Casa de Cultura. Es él la cara y alma de esta hermosa disciplina en nuestra ciudad y quien comparte su conocimiento para hacer que el violín no sea un instrumento desconocido sino un objeto de inspiración para muchos.

“Si hay algo que aprendí en estos casi 20 años con el instrumento, es que nada se consigue sin voluntad, paciencia, perseverancia y disciplina.”

Conoce más de su historia y qué lo motiva a seguir en este hermoso proyecto:

Su formación musical comienza en 1998 a la edad de 7 años en el conservatorio. “Mi mamá fue clave en mis inicios con el instrumento. Gracias a su insistencia y perseverancia pude desarrollar una voluntad formidable, ya que muchas veces quise abandonar el barco y  “tirar la toalla”. Y ahí aparecía mi madre, diciéndome: “vamos, aguanta un poquito más y después ves qué hacer”.”

Lautaro no solo destaca enormemente el papel de su madre en sus comienzos, sino que además para él es clave el papel de los padres, abuelos, tutores, hermanos y las personas que se encargan de la educación de los niños, “son ellos los que harán que ese niño o niña alcance sus metas en cuanto quieran dejar, al menos, en los primeros tiempos.”

Anécdotas de sus inicios

“Recuerdo el examen de ingreso al conservatorio, el cuál exigía cantar una sola pieza musical a elección. Yo decidí interpretar “EL OSO” de Mauricio Moris. Parece que canté afinado porque quedé seleccionado.

En aquella escuela de música, tuve distintos profesores en diferentes materias, que me introdujeron a la vida entre pentagramas y compases.  En el segundo año en dicha institución, me tocó decidir qué instrumento iba a profundizar y llevar como compañero de ruta. Estaba entre saxo y violín. Finalmente me incliné por el último.”

¿Sus referentes musicales?

“El conservatorio era un mundo repleto de personas agradables, con el mismo denominador común… la música. Fue y es mi segunda casa, donde tuve el agrado de ser aprendiz de grandes profesores, como el primero que me acompañó en mis comienzos, dándome las bases del instrumento…Néstor Álvarez, un gran maestro y una excelente persona. Un pedagogo con todas las letras. Fue quién solidificó la confianza en mí mismo.
Bajo su batuta estuve en el ensamble Guarnerius, un espacio en el que confluíamos aquellos que nos estábamos iniciando (y algunos más avanzados). Ahí pude aplicar lo aprehendido de forma individual, pude entender uno de los fines últimos de la música.Fueron mis primeros pasos con la actividad orquestal.

Al transcurrir los años, el perfeccionamiento con mi violín quedó en manos del profesor  Oscar Torres. Excelente músico y persona, que como alumno recuerdo con orgullo. Sus clases se caracterizaban porsu humor siempre encendido, amabilidad al decir algo, por suscomentarios espontáneos e inesperados para romper el hielo.

En la etapa siguiente, pasé por la supervisión de Finlay Ferguson. Con él conocí y reafirmé herramientas que me ayudan a seguir progresando en mi carrera como instrumentista e intérprete. Con él, tuve mi segunda experiencia en la Orquesta Sinfónica Juvenil  del teatro San Martín.

Hoy sigo perfeccionándome en el conservatorio provincial de música, en una tecnicatura universitaria en violín bajo la tutela de Graciela Chamale. Al igual que los profesores anteriores, posee ese brillo propio que hace disfrutar realmente de sus clases. Una intérprete musical excelente, persona maravillosa, una docente paciente y  que transmite toda la información de forma muy agradable.

Lógicamente hubo (y hay) muchísimas personas que han contribuido a la formación de mi persona que no estoy mencionando, incluso aquellos que con su mera participación en orquestas mundiales y locales han documentado técnicas, entrevistas y estilo de vida que enseñan sin límites de tiempo y espacio.

Todos estos referentes y el mismo instrumento construyeron una especie de conjugación de paciencia, pasión, técnica y amor por transmitir lo que sé, que se tradujo en mi vocación…la pedagogía del violín.”

Y sobre tu tarea como docente, ¿cómo la has vivido?

No busco ser un excelente violinista, aunque si aparece, bienvenido sea… Simplemente estoy pensando permanentemente cómo mejorar como profesor. Mi mente está en constante movimiento en diversos interrogantes tales “¿CÓMO PODRÍA ENSEÑAR ESTE PASAJE DE NOTAS?”  “¿QUÉ HERRAMIENTAS PODRÍA UTILIZAR PARA COMUNICAR ESTO?” “¿Y SI INVENTO HERRAMIENTAS?”. Prácticamente estoy así la mayor parte del tiempo.

Me resulta difícil auto-llamarme maestro o profesor, pero en el rubro llevo una experiencia de diez años. Comencé en NOR-DAN, una academia de Córdoba, en la que actualmente sigo preparando alumnos.

Posteriormente, en mayo  del año 2015, Monte Cristo me abrió las puertas en la academia de Zully Laborde. Me encantaba viajar y tomar el colectivo para ir a otra localidad. Sentía que lo que quería hacer y dedicarme estaba dando frutos; veía que mis horizontes se extendían. Zully fue la primera que me abrió las puertas. Fue quién sembró la primera semilla invitándome a formar parte de su equipo. Encontré en ella, la calidez y la hospitalidad que suele faltar en una sociedad un poco egoísta. 

Al año siguiente (2016) ella me contactó con Walter Montenegro,  y empecé mi actividad como profesor de violín en la Casa de la Cultura.

En mi tercer año como pedagogo del violín en esta linda ciudad tengo algunas ambiciones más grandes para esta hermosa gente que crece diariamente en diversas disciplinas, especialmente en el área cultural.

Mi objetivo es a la formación de un ensamble de violines en esta localidad. Para ello sé que tendré que trabajar duro. Si hay algo que aprendí en estos casi 20 años con el instrumento, es que nada se consigue sin voluntad, paciencia, perseverancia y disciplina.

Clases grupales: Viernes de 19 a 22. Planta Alta de la Terminal
Cel de contacto con el profesor: 351-7730156


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